martes, 26 de febrero de 2013

El Atlas de las Nubes


Pues hablemos de “Cloud Atlas”….
A mi me parece que le falta muuuuucha tijera. La misma filosofía/antropología existencial podría haberse contado en la mitad de tiempo. Le encuentro muuuucha paja. Cuando llevaba hora y media miré el reloj y estuve a punto de salir y meterme en otra sala pero como quería saber el final me quedé porque sé que de lo contrario nunca vería el final… Es muy interesante el tema pero le podrían haber dado un dinamismo y una conexión mucho mayor a todo. Según la estaba viendo, me iba gustando más lo que se me ocurría por la cabeza que lo que estaba viendo… Se puede interpretar como que ha abierto mi mente y me ha ayudado a soñar… ¡No! Porque mi sentimiento era más de pena por lo que no veía que por lo que veía.
SEGURO QUE SE ME ESCAPA ALGUN SPOILER
No solo estoy hablando que de la falta de acción trepidante (que también) sino de mayores conexiones entre los personajes y que no se limiten a decirse: “Creo que te conozco” porque para eso no hacen falta 3 horas. Me hubiese gustado algo más influyente entre unos y otros. Una conexión entre la historia año cero (por llamarla de alguna manera) y la historia año diez (la última). Y que cuando acabes la película pienses: “Claro! Es que si no hubiese actuado aquel así hace 1000 años, este no hubiese conocido a su amor verdadero”. No basta con el famoso: “Creo que te conozco”. De hecho, si está bien contada, no hace falta que sean los mismos personajes para que le encontremos conexión. De hecho es una de las cosas que menos me ha gustado: el maquillaje. Si se va a notar que es una careta, no lo hagas. Eso funcionaba hace 20 años y hoy en día solo para las comedias. El ojo humano es muy preciso. Es capaz, para una persona entrenada, de detectar a un mentiroso. Pero en una persona no entrenada también hace maravillas, incluso en el cine. Hasta el punto de que cuando un actor “lo hace mal” tus ojos captan que no concuerda lo que dice con la cara que pone y ahí es cuando decimos: “lo hace mal”. Si te ves a Hugh Grant con cara de abuelo de 70 años pero tus ojos te mandan las siguiente señales: “Es Hugh Grant. No tiene 70. Tiene 50. Eso es todo maquillaje. No se mueve como un viejo. No tiene cuerpo de viejo. El brillo, tono, color, textura de la piel no son de un ser humano. Es una careta. Es postizo. Es mentira. NO ME LO CREO”. Hay una escena en la que habla con su hermano por teléfono con el constante cambio de primeros planos y me pareció ridículo. En la vida real se llevan 11 años. Podrían ser hermanos ¿porqué no dejarlos al natural? ¿Hace falta el maquillaje? ¿Hace falta que sea Hugh Grant? Para mi eso ha sido de lo peor. Igual que estar viendo “Batman. El caballero oscuro renace” y en cada panorámica ver la ciudad de Nueva York. Pues mentalmente me saca del mundo en el que estoy viviendo la fantasía de la película. Tienen dinero para hacer mil explosiones (por ordenador) y no pueden borrar (por ordenador) los 2 edificios clave y uno de los puentes más fotografiados del mundo?? No me lo creo y mi mente se sale del mundo en el que le película pretende sumergirme porque me están diciendo que es Gotham y estoy viendo que es Nueva York. Yo he estado paseando en esa calle.. y mira!!! Aquella calle es en la que me comi una hamburguesa!!
Cuando nos quieren engañar, si lo hacen mal, es cuando molesta. Por lo menos a mi. Y eso que soy muy permisivo pero hay películas que deben tener un nivel y no lo cumplen. En Django todo está correcto. No hay nada que chirríe de esta manera. Y no porque sea un mundo real. En Star Wars Episodio I, Yoda apesta a marioneta. Es un muñeco!! “Querido George Lucas, te has gastado millonadas en todos los efectos y ahora nos metes una p*** marioneta?? Are you kidding me?? Menos mal que en BluRay lo solucionó pero en el cine fué una cagada.
Pues eso… conclusión. Si tenéis 3 horas y no tenéis prisa, podéis verla. Es la única gran pega que le veo. Aún así, para 10euros que me costó la entrada, agradecí que por lo menos me entretuviese toda la tarde (siempre hay que ver el lado bueno de las cosas guiño-guiño)
Abrazos pa todos

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Momentos de cine, EL REGRESO


Lo prometido es deuda. ¡Aquí traigo material nuevo! ¡Calentito como el pan recién sacado del horno!
Esta vez, comparto con vosotros un MOMENTO DE CINE con sentido. A más de uno os resolverá algún que otro trauma infantil; os desvelará porqué sois como sois y porque actuáis así. Otros os escandalizaréis y pensaréis que no tengo perdón. Pero no importa, ya sabéis que
y esto es lo más complejo que mi mente simple ha dado de sí.
"Aquí SIMPLEMENTE informando para nuestros queridos seguidores; esto es CINEPARASIMPLES. Comenzamos...
La aventura que os traigo hoy es un relato corto; tanto que sólo tiene una duración de 15 segundos. Aunque ello no implica que éste sea un vídeo escueto o largo. Las cosas se tienen que saber contar en su justa medida y eso es lo que siempre hay que conseguir. La escena que os presento en esta jornada revive un momento cinematográfico y en ella he querido transmitiros todo lo que encierra la psique humana (en cineparasimples somos así; simples pero inteligentes y con una profundidad que ni Julio Verne en su Viaje al centro de la tierra). Esta filmación nos devuelve a nuestra infancia a través de nuestro presente. Inmediatamente después de ver los 15 segundos de vídeo, la mente se os va a llenar de preguntas tales como "¿a dónde vamos?" o "¿de dónde venimos?". No podemos sino interiorizar lo que estamos viendo y comprendernos a nosotros mismos en una dimensión hasta ahora desconocida a la que no solemos acercarnos muy a menudo.
Vivimos una sociedad en la que cada uno hace su vida y escribe su historia. Pues bien queridos míos, hoy descubrimos aquí, con este simple gesto que estas teorías en las que se basa nuestra sociedad son falsas. Se basan en lo que queremos oír y no en lo que debemos oír. A todos nos llena de orgullo y satisfacción el poder decir: "Me gusta el cine, hacer deporte, leer, etc..." Queremos poder elegir nuestros hobbies y nuestra vida. Sentirnos dueños de ella. Pero en realidad no lo somos. Queremos pensar que tenemos la opción de coger la pastilla azul o la roja. Y no es porque la realidad sea MATRIX, que también; ni porque el destino esté escrito, que ya sabemos gracias a Regreso al futuro que no es cierto (se va escribiendo día a día y con cada acción se vuelve a reescribir).
Escena de MATRIX donde Neo debe elegir... pero, ¿realmente tiene elección?
Nuestro futuro depende entonces de TODO lo que hagamos hasta llegar a él. Y la cuestión es: ¿Qué es lo que hacemos hasta llegar a él? Pues bien, pongamos un ejemplo. Si nos preguntamos si vamos a hablar chino en el futuro, la respuesta es tan sencilla y obvia que continuamente pasamos por ella sin darnos cuenta: "En el futuro hablaré chino si lo estudio en el presente". Pues algo tan fácil es lo que se convierte nuestro futuro. Y del mismo modo, el presente es reflejo de nuestro pasado. Hablamos castellano porque nuestros padres nos lo enseñaron. Y AQUÍ ES DONDE QUERÍA LLEGAR... a lo que nos enseñan nuestros padres. Sabemos andar, correr, ir en bici, nada, escribir y mil cosas más porque nuestros padres nos lo han enseñado. A la pregunta que nos hacíamos antes de "¿por qué somos así?", la respuesta es "somos el reflejo de lo que nuestros padres nos han transmitido como importante".  ¿Podemos elegir lo que nos gusta o realmente nuestros gustos vienen predefinidos por nuestro propio pasado? Podemos decir si algo nos gusta o no, pero no podemos realmente decidir qué nos gusta y qué no. Nuestros gustos vienen condicionados por nuestra educación. No hay mas que ver las diferencias alimenticias entre las distintas culturas.
Todos los padres enseñamos a nuestros hijos
Somos lo que somos por culpa de nuestros padres... ¿qué futuro le espera al niño del vídeo? Pues por si alguien no se da cuenta, el niño de hoy vuelve a ser mi hijo, un pobre crío de 2 años que se lo pasa genial con las friki-cosas de su papá. Y todo el día que si ahora vemos Oliver y Benji; luego "Transformerchs" con "Apitamus Prime"; más tarde jugamos a "Yo soy tu padre" con las espadas láser (compradas en un "chino" y hechas de poliespán con 'leds' por dentro); luego hacemos carreras de Cars 2 ("Cars 1, ¡no papá!... ¡Cars 2! Con Finn McMissil") y ya por último vemos el tráiler de la peli de Tintín 6 ó 7 veces... Como veis tengo materia prima para ir haciendo minicortos porque mi chico es una mina de oro.
En fin, que el vídeo que hoy colgamos aquí no es más que un "sabía que esto iba a pasar", también conocido como "aún me pasa poco", "de lo que se come se cría" o "cada uno recoge lo que siembra".
Sin más rodeos os dejo disfrutar de este MOMENTO DE CINE. Es la segunda parte del que ya vimos en un primer momento; es la consecuencia. Todo sucede en una conocida tienda de ropa. El niño protagonista, que aún no ha visto ni una peli de Star Wars y ni mucho menos sabe quién es el emperador, se pone a cantar en el centro del local, llamando la atención de todas las dependientas y consigue que estas formen un corro alrededor suyo, inmediatamente coge el fular de su madre y se lo pone en la cabeza y... ¡acción!

Nos une lo simple

Queridos lectores de mi mente,
Soy SIMPLE-MENTE. Me presento ante vosotros sin joyas ni dinero, tal y como vine al mundo: un 14 de noviembre, más o menos a la hora del té. No soy un gran conocedor del cine pero soy muy crítico. Así que a falta de pan, buenas son galletas. Reconozco haber desarrollado unas teorías fílmicas un tanto peculiares que poco a poco iremos desenredando por aquí. Hablaremos principalmente de cine pero también de la vida. Porque estando muerto no se puede disfrutar de una película aunque sea mala y el director merezca la más atroz de la desgracias, incluso que satanás le meta una piña por el culo. Las pelis se disfrutan vivo aunque te mueras de risa o de asco al verlas. Pero lo primero es ver la peli; después ya te puedes morir de lo que tú quieras.

Momentos de cine



Queridos seguidores de mi mente: HOY empieza la revolución.
Nos gusta el cine sobre todo cuando es cercano. Nos encantan las películas con historias cotidianas. Nos encanta sentirnos iguales al protagonista. Nos encanta cuando él con su vida está resumiendo y resolviendo la nuestra. Queremos ver nuestra vida reflejada en la pantalla para no sentirnos los únicos con un problema concreto, ya sea emocional o físico. Nos alivia y nos descansa. En definitiva, lo necesitamos.
Pues ahora ha llegado el momento de devolverle al cine algo de lo que nos ha dado.